martes, 9 de abril de 2013

Mar.

Profundo, obscuro, desconocido. El viento hace bien su trabajo, mueve las olas al ritmo de las voces de las ballenas que exaltadas por las condiciones climáticas ríen, porque les encantan las tormentas. Lluvia y estruendo, pero en las profundidades sólo se oye un sollozo tenue del cielo llorando. La idea simplemente de una noche en calma no es real. La enorme luna brillando sobre los seres desconocidos y muchas veces imaginarios que danzan con las olas esta noche al recibirme. Explorar esa parte del mar inaccesible, esta noche. Un misterioso silencio invade en lo más obscuro, ¿será acaso un anuncio de que la fiesta y el baile acaban?, efectivamente. Mi despertador suena. Son las siete de la mañana, otra vez a subir desde la profundidad y tocar tierra. De vuelta a la monotonía.