lunes, 30 de julio de 2012

Nos arrastramos, llegamos embarrados de tristeza, desesperanza, soledad, pero la alegría nos invadió al llegar, lo habíamos descubierto, era el final, por fin lo descubrimos.
En parte no era alegre, pero botamos nuestro veneno, comenzamos de nuevo. El cielo se invadió de nubes grises de esperanza, comenzó la lluvia y con ello nuestra historia, la nueva, la verdadera.
Nada pudo ser mejor, él lo sabía, después de mucho tiempo sonrió y yo volví a ser feliz.

Y el cielo cayó sobre nosotros, había una neblina, no era real, pero la veíamos, era una señal de que el caos estaba por comenzar. Entonces, como en un sueño, desapareció todo, nuestra vista se segó.
Comenzamos a ver a través de nuestras manos, nos tocamos y sentimos escalofríos, había pasado ya mucho tiempo.
Aún sin poder ver la tensión aumentaba, no sabíamos si todo era igual que antes, si el recorrer de nuestras manos sería el mismo, si nuestra respiración sabría igual.. .
Se dieron cuenta, lo notaron, no era lo mismo, era algo.. horrible.. se alejaron, no recuperaron la vista, pero sabían que no debían volver a tocarse, jamás.

martes, 17 de julio de 2012

¡No huyas!, te necesito.
Quizás existe algo mejor, pero si existe por qué he de querer buscarlo, lo encontré antes de saberlo y lo perdí antes de reclamarlo como mío.
Mío.., una palabra interesante, como proclamar a alguien como "mío". No importa, no lo hice, lo perdí.
Pasé las mañanas más frías y las noches más obscuras buscándolo, por qué habría de querer esconderse, ¿dónde estaba?. Le necesitaba.
Lo encontré, pero lo vi feliz, no quise acercarme, quizás era mejor así. Yo también fui feliz mientras lo buscaba, pensaba en las mil formas de decirle, pero su sonrisa era única, nunca la había visto antes, era encantadora.
Huí del lugar.
Es imposible, él nunca haría eso, no tiene razones, hay que tener una razón.
¿Lo hizo?, es un enfermo. No, yo debo estarlo.
Un extraño se acerca, viene gritando, sigue acercándose, ¿no nos vio?, siguió corriendo. Quiero ayudarle, ¿dónde estará?, yo lo vi, el venía hacia mi, tenía cara de demente, ¿por qué no se detuvo?.
Lo veo, viene nuevamente, sus palabras me son familiares. Se acerca, mis labios comienzan a moverse. ¿Por qué grito?, él se acerca demasiado, siento que pasará sobre mi. ¿Por qué sigo gritando?, no tengo razones para gritar, está frente a mi, mis labios.. no los controlo. ¿Quién es?, el miedo me invade.

Las palabras rotas

Aquel hombre que está en mi cabeza, ese que me habla y me da ánimo para seguir, él es una ilusión de ti. Me dice lo que siempre quise escuchar salir de tus labios, labios carnosos, llenos de pasión que con un rose te quemaban.
Me dice que siga adelante, al menos eso entiendo, habla un idioma extraño, como si no quisiera que yo le entendiera, pero lo hago.

Y entonces todo desapareció, las sonrisas fueron quemadas por el absurdo temor de caer otra vez, la tierra volvió a ser como antes, plana, aburrida, sin brillo, sólo porque tú no estas ahí, estabas en algún lugar, pero no ahí, en el instante donde se te necesitaba, te necesitaba a cada instante, pero desapareciste.
Cuánto tiempo más ha de pasar para volver a verte, en un suspiro te vuelvo a ver, en la lejanía, sonriéndole a la gente, mas no a mi. Ahí.. vuelves a desaparecer.